El Instituto Cervantes de Londres sigue la huella de refugiados españoles y latinoamericanos en Memoria del Exilio, una serie de paseos por lugares de interés e intercambio de ideas y experiencias en la capital británica.
«En estas rutas queremos ahondar en los muy profundos vínculos que hay entre España, el mundo hispánico y esta ciudad. Londres es una capital con vínculos de muchos siglos y muy distintas épocas, profundos y personales, con gran significado intelectual y, en ocasiones también, de gran calado moral», explica a Sputnik el director de la sede londinense, Ignacio Peyró.
CONEXIONES DEL DESTIERRO
Literatura, historia, pensamiento, ciencia y otras áreas de conocimiento aportarán lazos de conexión entre protagonistas de las sucesivas olas de exiliados, desde los que huyeron a Gran Bretaña por motivos religiosos en el siglo XVI, a políticos e intelectuales liberales del XIX y republicanos y antifascistas del XX.
El catedrático Luis Gabriel Portillo, el periodista y escritor sevillano Manuel Chaves Nogales, o, entre otros, Casiodoro de Reina, reformador y traductor de la Biblia y declarado hereje por la Inquisición, centraron la atención de la ruta inaugural por el barrio de Bloomsbury y la antigua ciudadela de los Templarios.
El exministro conservador británico, Michael Portillo, compartió recuerdos de la experiencia de su padre y profesor de Derecho Civil de la Universidad de Salamanca hasta la Guerra Civil. El alzamiento de Franco de julio de 1936 le sorprendió en Madrid y un encuentro fortuito con una amiga en el autocar de vuelta a Salamanca le salvó la vida. «Ella le dijo: «Luis, no vayas a Salamanca porque allí se han pasado toda la noche matando a gente», rememoró su hijo.
El experto jurista finalmente salió de España en enero de 1939 por medios que su hijo no ha logrado recomponer completamente. «Mi padre era un hombre muy moderado, católico y pacifista», describió durante el recorrido, que contó entre los invitados con el embajador español, José Pascual Marco, y el director general del Cervantes, Luis García Montero.
CRONISTAS MUNDIALES
Russell Square fue la primera parada del recorrido. En esta plaza, que Graham Greene inmortalizó en su novela El agente confidencial, de 1939, residieron Portillo, Chaves y otros refugiados internacionales. El edificio de ladrillo rojo, con marcos de arenisca, se levanta en la esquina noreste, reconvertido ahora en hotel.
«A través de la cultura somos capaces de superar cualquier barrera política, burocrática y demás obstáculos que ponen en nuestro camino», exclamó Antony Jones, nieto y guardián del legado del cronista sevillano. Apunta a una ventana de la planta baja, del antaño apartamento 30 que ocupó su abuelo, quien murió en el exilio en 1944 y está enterrado en el oeste de la capital.
Jones subrayó el esmero de los exiliados para no dar pistas de su ubicación ni detalles de sus familiares en las cartas que enviaban a España. Temían represalias de los fascistas, que inevitablemente leían la correspondencia antes de llegar a su destino. «Tenían miedo de dejar rastros en las cartas hasta que encontraron la forma de entregarlas en mano a través de algún conocido», explicó Jones.
Chaves abordó y analizó el impacto y consecuencias de los principales eventos mundiales de la primera mitad del XX, desde la Revolución soviética a la propagación del fascismo.
BASE EN LA BBC
En Londres, montó su propia agencia de noticias en Fleet Street, la mítica calle de los medios de comunicación, y trabajó en el servicio latinoamericano de la BBC. «No hemos encontrado ninguna de sus grabaciones; parece que se quemaron en un incendio», señaló su nieto.
En cambio, se conserva al menos una grabación de las 856 locuciones de radio que Arturo Barea emitió, bajo el seudónimo Juan de Castilla, desde el estudio de la sección de América Latina del Servicio Mundial del ente estatal británico.
Barea es nexo fundamental en la historia de los escritores exiliados en Londres. Su famosa trilogía La forja de un rebelde se publicó inicialmente en inglés, en ediciones traducidas por su mujer, Ilsa Pollak. Habría que esperar hasta que 1946 para que este impactante relato de la realidad social de la Guerra Civil viera la luz en castellano en una primera tirada editada en Buenas Aires en 1946.
Ilsa Pollak de Barea también tradujo al inglés la ahora discutida versión de Luis Portillo sobre la última conferencia del filósofo Miguel de Unamuno en la Universidad de Salamanca, Unamuno’s last lecture, que se publicó en la revista Horizon en 1941, según constata su hijo y actual presentador de series de televisión de viajes por Reino Unido y otros países europeos.
Sputnik
0 comments:
Publicar un comentario