La semana pasada un juez de Estados Unidos rechazó la solicitud de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y Pfizer para retrasar la publicación de casi 400.000 páginas de documentos relacionados con la aprobación de la vacuna de la multinacional contra el coronavirus (1).
En un auto emitido el 2 de febrero el juez federal Mark Pittman dictaminó que la FDA debe publicar los documentos con un calendario estricto de divulgación.
El pleito comenzó con una solicitud presentada en agosto del año pasado por Profesionales de la Salud Pública y Médicos por la Transparencia. Un mes después, un grupo de más de 30 profesionales de la medicina y la salud pública y científicos de instituciones como Harvard, Yale y UCLA, presentó una demanda contra la FDA después de que denegaran la solicitud inicial.
En ella pidieron a la FDA que publicara “todos los datos e información relacionados con la vacuna de Pfizer”, incluidos los datos de seguridad y eficacia, los informes de los efectos adversos y una lista de ingredientes activos e inactivos.
La FDA argumentó que no tenía suficiente personal para ocuparse de la redacción y divulgación de cientos de miles de páginas, alegando que sólo podía ocuparse de 500 páginas al mes. Eso significaba que los documentos no se revelarían por completo hasta dentro de unos 75 años.
En su auto de 6 de enero, el juez rechazó la petición de la FDA y exigió que revelara 12.000 páginas de documentos antes del 31 de enero y otras 55.000 páginas al mes a partir de entonces.
Pfizer respondió presentando un memorando en el que, según decía, apoyaba la divulgación de los documentos, pero pidió garantías de que la información no fuera divulgada “indebidamente”.
Esta petición habría supuesto un nuevo retraso en la publicación del siguiente tramo de documentos hasta el 1 de mayo.
Los abogados de los científicos demandantes, en un escrito presentado el 25 de enero, pidieron al juez que denegara la petición de la multinacional, pero han vuelto a fracasar en su empeño.
El primer lote de documentos presentado en noviembre de 2021, de tan sólo 500 páginas, revela que se habían producido más de 1.200 muertes relacionadas con la vacuna en los 90 días posteriores a su comercialización.
En la documentación destapada hasta ahora, también aparece que ninguna de las 270 mujeres embarazadas que participaron en los ensayos clínicos de Pfizer y de las que hay información, fue capaz de alumbrar un niño vivo (2). Todos los casos fueron catalogados como abortos espontáneos, prematuros o muertos al nacer.
Ahora bien, sólo hay información de 238 de las 270 mujeres embarazadas que fueron vacunadas. Del resto, la documentación no muestra nada, lo que es aún más ilustrativo de la manera en que se realizan los ensayos clínicos.
(1) https://phmpt.org/wp-content/uploads/2022/02/056-ORDER-GRANTING-IN-PART-THE-MOTION-TO-MODIFY-THE-PRODUCTION-SCHEDULE-AND-ADDOPTS-THE-JOINT-STATUS-REPORT-MODIFIED-AGREED-PRODUCTION-SCHEDULE.pdf
(2) https://drtrozzi.org/wp-content/uploads/2022/01/Pfizer-Cumulative-Analysis-of-Post-authorization-Adverse-Event-Reports.pdf
mpr21
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