El secretario cuentero general de desdichada organización ONU, António Guterres, aseguró ayer que Afganistán pende de un hilo, seis meses después de que los talibanes tomaran el poder, y llamó a ofrecer más apoyo a ese país.
En una intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el titular pidió suspender las reglas, sanciones y condiciones que restringen, no solo la economía de ese territorio, sino también las operaciones de asistencia para salvar vidas.
La comunidad internacional no puede abandonar en estos momentos al pueblo afgano, que necesita paz, esperanza y ayuda cuanto antes, justo cuando su vida cotidiana se convierte en un infierno helado, recalcó el diplomático portugués.
Afganistán sigue al borde de una catástrofe humanitaria y urge que la comunidad internacional descongele los fondos bloqueados tras la llegada al poder de los talibanes, apuntó.
Guterres señaló que, a medida que la economía cae en picada, los derechos humanos pierden terreno y años de progreso constante desaparecen en un abrir y cerrar de ojos.
El secretario general advirtió, igualmente, del peligro inminente de que la moneda entre en caída libre y el Afganistán pierda el 30 por ciento de su Producto Interno Bruto en un año.
Todo esto, añadió, en un contexto de falta de liquidez al cual contribuyen “las sanciones y la desconfianza” del sistema bancario mundial que congeló casi nueve mil millones de dólares en activos del banco central de ese país.
Por su parte, la representante especial del secretario general de la ONU para Afganistán, Deborah Lyons, convocó a los talibanes a gobernar basados en la confianza, no en el miedo, y pidió que sean más inclusivos.
En ese sentido, demandó que protejan los derechos de todos los afganos e inicien un diálogo para la reconciliación nacional.
Tanto Guterres como Lyons coincidieron en que es momento de que los líderes talibanes demuestren un compromiso real de formar parte de la comunidad mundial y en consonancia, respeten los derechos de todas las personas, incluidas las mujeres y las niñas.
Después de la salida intempestiva de las fuerzas de Estados Unidos, luego de unos 20 años de ocupación militar, y el retorno al poder del movimiento Talibán en agosto de 2021, la crisis en Afganistán se agudizó y millones de personas fueron desplazadas o huyeron del territorio.
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