Las políticas de cierres como respuesta a la pandemia deben ser rechazadas, ya que solo suponen "enormes costos económicos y sociales", advierten los investigadores.
La Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) ha realizado un metaanálisis de 24 estudios para determinar si existen evidencias empíricas sobre la idea de que los cierres de espacios públicos y limitaciones a la libertad de movimiento para la población reducen la mortalidad por covid-19, y ha descubierto que esas medidas restrictivas “han tenido un efecto escaso o nulo”.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que los confinamientos impuestos en Europa y Estados Unidos durante la pandemia ayudaron a reducir la mortalidad solo en un 0,2 % en promedio, mientras que las órdenes de quedarse en casa tampoco mostraron eficacia alguna, al reducir la tasa de mortalidad en un 2,9 %.
En un principio, los científicos identificaron 18.590 estudios que podrían abordar el tema, pero después de tres niveles de selección, solo 34 trabajos fueron aceptados, y diez de ellos no cumplieron con los criterios de selección establecidos para la inclusión en el metaanálisis.
Al definir los confinamientos, los investigadores precisaron que centraron su trabajo en los mandatos gubernamentales que restringen directamente tanto los movimientos internos, incluyendo los cierres de colegios y negocios, como los viajes internacionales.
“Mientras este metaanálisis concluye que los confinamientos han tenido un efecto escaso o nulo sobre la salud pública, han impuesto enormes costos económicos y sociales en los lugares donde fueron decretados”, señalaron los autores del estudio.
“Por lo tanto, las políticas de cierres son infundadas y deben ser rechazadas como instrumento político durante la pandemia”, insistieron.
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